Clásicos transformados en vanguardia

Hamlet personificado por una mujer y trasladado al litoral argentino, una historia de amor de Dostoievski que sucede entre dos hombres y una obra de Chéjov que se desarrolla en el sur argentino son parte de las modificaciones que realizan jóvenes dramaturgos en la reescritura de clásicos de la literatura universal. La cartelera del teatro porteño independiente está colmada de obras que remiten a historias de siglos pasados y que llegan a los espectadores transformadas por una mirada creativa y con una cercanía inmensa.

Eva Novick
4 min readMay 31, 2017
Las noches blancas se presenta en su segunda temporada en el teatro El Extranjero (Foto: Nacho Lunadei)

Las noches blancas, escrita y dirigida por Ariel Gurevich, invita a correr la mirada clásica sobre el amor en una versión de la novela homónima de 1848 de Fiódor Dostoievski. La historia ocurre entre dos hombres solitarios que se conocen casualmente una eterna noche de verano. Leónida, la encargada del edificio, una gallega intensa y apasionada, completa el triángulo amoroso donde el amor no es correspondido y los personajes se ilusionan y sufren. “El cambio de género de los protagonistas me pareció una buena manera de dialogar con el texto original y una forma distinta de plantear el imposible amoroso”, afirmó Gurevich en relación a la obra. “Desde que empecé a escribir supe que el enfoque de la novela iba a ser muy libre. Parte de ser una versión pero de alguna manera fagocita al original para contar también otra cosa”, agregó. La puesta en escena también propone la inclusión de canciones interpretadas por los mismos protagonistas. “En los diálogos hay algo que está latiendo y que en las canciones irrumpe de manera descarada. Lo musical genera una especie de soundtrack o banda de sonido que recorre la obra y remite a una idea romántica y estereotipada del enamoramiento, que se contrapone con el sufrimiento”, señaló el director.

Adela está cazando patos fue estrenada en 2007 (Foto: Lau Castro Foto)

La propuesta de Maruja Bustamante, escritora y directora de Adela está cazando patos, dialoga con el Hamlet de Shakespeare. La historia se traslada a Formosa, donde mientras una joven caza patos, actividad ilegal, se le aparece su padre travestido muerto y la induce a investigar las causas de su muerte. “El mundo de los caudillos y el poder en las comunidades menos habitadas se amolda muy bien a las peripecias de una obra de Shakespeare”, señaló al respecto Bustamante. “Es muy enriquecedor hacer el ejercicio de dialogar con un clásico y una mujer valiente me parece más atractivo que el típico héroe”, agregó. La directora recibió múltiples nominaciones a premios, como revelación, autoría, dramaturgia y dirección. La obra se reestrenó el pasado 21 de mayo en Espacio Callejón.

El amor es un bien de Francisco Lumerman es una reescritura de Tío Vania de Antón Chéjov, en este caso llevada a Carmen de Patagones, un pueblo del sur argentino. El contexto modifica a la vez a los personajes y sus historias. La trama se ubica en un precario hostal del pueblo, donde los protagonistas ya no son ex terratenientes, como en la obra original, sino que pertenecen a una clase media en decadencia, con dificultades para sobrevivir. Por esta obra, el actor José Escobar fue nominado como mejor actor de reparto para los premios Trinidad Guevara 2015 y Francisco Lumerman como mejor versión en los Premios Teatro del Mundo del mismo año.

El amor es un bien se presenta sábados y domingos en Moscú Teatro (Foto: Nora Lezano)

Según la licenciada en Artes y especialista en artes escénicas Mariana Sapriza Morán, la lectura siempre tiene muchos ángulos y formas de interpretación. “Creo que los clásicos tienen una mirada eurocéntrica sobre temáticas universales que siempre han inquietado al hombre y que los nuevos dramaturgos intentan repensarlas desde lo latinoamericano o lo argentino”, señaló la especialista en relación a la reescritura de obras clásicas que son trasladadas a un ambiente local. “Es un fenómeno similar al concepto de Palimpsesto investigado por Umberto Eco”, añadió en referencia al estudio que hace el escritor y filósofo en su célebre libro Interpretación y sobreinterpretación, donde estudia la complejidad del texto como artefacto de comunicación, que no encierra lecturas exclusivas, sino tantas que ni siquiera el propio autor las puede controlar. Por ello, las lecturas escapan, se descontrolan y advierten aristas diferentes. Pero la interpretación, advierte, tampoco es infinita, sino que todo texto contiene un límite posible. En el terreno de las creaciones literarias, se recrea el texto para construir otra historia. Este efecto es denominado Palimpsesto y su origen se remonta a la escasez de papel en la época medieval, cuando los escritores lo reutilizaban. Debajo del nuevo texto se encontraban los vestigios del anterior. De manera figurativa, Eco señala el término para indicar aquellos textos que se construyen de manera independiente, sin que tengan nada que ver con los originales a los que se hace referencia o alejándose tanto que terminan creando nuevos sentidos.

Sin lugar a dudas, las tres obras pertenecen a este género que se reinventa a partir de un clásico y que propone un teatro de calidad y vanguardia.

--

--

Eva Novick
Eva Novick

No responses yet